No sólo por su forma y contenido sino por su localización.
No hablo de calles, ciudades, vistas al mar o a la montaña.
Mi casa está justo encima de la librería más genial de Galicia y parte del extranjero.
Una librería especializada en libros infantiles y con una librera de las que ya no existen , de esas que nada más verte la cara saben lo que buscas, de las que se han leído, y lo que es más importante, han disfrutado con todos y cada uno de los libros que tiene colocados en su pequeño establecimiento.
Y esto tiene sus pros y sus contras.
Como ya dije, la librera es de competición, por lo que cambia el escaparate cada poquito tiempo.
Lo llena de libros vinculados por algún tema o ilustración , los coloca, con sus paginas abiertas señalándote.
Y a veces, es difícil resistirse, tengas o no dinero.
Siempre que llego al portal de casa me demoro buscando las llaves en el bolso mientras ojeo el escaparate.
Día tras día, y en ocasiones, varias veces.
Día tras día, y en ocasiones, varias veces.
Separo los libros que me gustaría comprarme por algún orden inventado de prioridades imaginarias.
Como podéis imaginar las listas son infinitas.
Pero el lunes pasado ella había cambiado el escaparate y mandando todas mis listas a la porra, volví a meter las llaves en el bolso, desenfundé la tarjeta joven del BBVA, con sus veinte euros en cuenta y entré a comprarme ese maravilloso libro que llevaba tanto tiempo buscando y jamás me había comprado:
EL FABULOSO ALMANAQUE DE LA FAUNA MUNDIAL
EL
ANIMALARIO UNIVERSAL DEL PROFESOR REVILLOD
Resulta que uno de mis profesores favoritos nos enseñó un día en clase esta joya bibliográfica de la zootecnia moderna de la que nunca me pude olvidar.
Se trata de un compendio de láminas de animales reales que, troqueladas en tres partes, se articulan para crear más de 4000 animales ficticios.
Una maravilla muy entretenida que nos propone incluso juegos de búsqueda y que se completa con notas descriptivas (también articuladas) de los modos de vida de los animales en cuestión, tanto los reales como los creados.
Algunas de las fieras:
Unas palabras del ilustrador, Javier Sáez Castán:
"Casi todo lo que puedo decir de mi trabajo como ilustrador vale para los primeros años. Desde el principio me dediqué a dibujar cuentos, que no es lo mismo que ilustrarlos ni que contarlos.
También descubrí que los dibujos no sólo servían para representar cosas; en cada imagen estaba el eco de otras muchas, de manera que en una sola, podía ver varias a la vez. Recuerdo especialmente la huella que de los grabados de un volumen de La Ilustración Ibérica que había en mi casa, y mi esfuerzo por que esa huella se dejara ver en mis propios dibujos.
Aquellos grabados son ahora 30 años más antiguos que entonces, pero sigo destacando mi propósito de dibujar cuentos en los que resuenen las imágenes que con más fuerza se han grabado en mi memoria, que es la de ustedes."